Estemos preparados, aunque no lo estemos

 

En marzo, las bolsas mundiales tuvieron unas de las peores semanas en la última década cayendo más de 10%, según datos de Bloomberg, lo cual no se había visto desde la crisis del 2008. Esto es de esperarse luego de la incertidumbre y volatilidad que genera en los mercados la expansión de una pandemia como el COVID-19 (coronavirus). Ante esto, de entre las economías emergentes, el peso mexicano ha sido una de las monedas que más ha caído y organismos como la Coparmex ya han expresado su preocupación. 

De acuerdo a datos de la OMS, al día de hoy suman 16 los casos de personas con el virus en el país y, al igual que en el resto del mundo, esto tiene un impacto negativo sobre nuestra economía a nivel estado incluso cuando aún no se haya presentado aquí ningún caso de contagio. Y es que no únicamente tiene que ver con el número de contagios, sino con factores como las actividades y socios comerciales que sostiene el país.

Aunque todavía no se tenga un cálculo preciso de la afectación económica en México, según las Naciones Unidas, nuestro país sería la octava economía más afectada por la pandemia.

Para empezar, ya hemos tenido bajas significativas en ciertas industrias dado que China es el segundo socio comercial de México y uno de los países de dónde vienen la mayor parte de las importaciones.

En este preciso momento, nos encontramos en un periodo decisivo para evitar o no la propagación del virus. Tendríamos que estar tomando el ejemplo de lo que ya han hecho otros países como nuestro vecino del norte, Estados Unidos, quien el pasado 10 de marzo suspendió todos los vuelos con procedencia de Europa durante 30 días.

Pero si ni siquiera hemos tenido la capacidad de actuar rápido ante el posible cierre de fronteras o ser firmes en la suspensión de actividades conglomeradas. ¿Cómo esperamos que se actúe en el sector salud? En dónde los hospitales de nuestro país, incluso antes del brote, ya carecían de medicamentos y el equipamiento médico necesario, por el manejo deficiente que la federación le ha dado al sector salud.

Debemos ser conscientes, como servidores y como ciudadanos, que el sistema de salud mexicano no está preparado para llevar una carga con los niveles de atención requeridos que se tuvieron en países como China, dónde a raíz del brote, construyeron un hospital completo en 10 días o Singapur, que hasta hoy es el país con mejor manejo de políticas públicas para evitar la propagación.

Economistas como Stephen Moore aseguran que los efectos, también económicos, del coronavirus están sujetos a cambios dependiendo de la contención del virus. Todo depende de la efectividad de la estrategia en conjunto: gobierno y sociedad.

El objetivo en este momento es tomar medidas más estrictas que protejan a la población y limiten su transmisión. 

Estemos preparados, con lo que sí podemos estarlo.

 
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