La crisis del no saber
Aunque la Subsecretaría de Salud haya declarado Fase 3 de la pandemia a nivel nacional a finales de abril, muchos mexicanos aún no comprenden lo que esto significa, haciendo más difícil disminuir el número de contagios.
Los inconvenientes que genera el aislamiento social, sobre todo en el aspecto económico, son evidentes. Sin embargo, una Fase 3 representa una etapa de “máxima transmisión” en la cual se deben tomar medidas más estrictas.
La desinformación sobre lo que implica esta nueva fase deriva en un aumento de contagios de COVID-19 en situaciones muy delicadas. Actualmente los hospitales del estado han tenido un aumento significativo de contagios. El asunto es más grave a la hora que tenemos ejemplos tan lamentables como lo son las madres que, al dar a luz, tanto ellas como sus hijos han sido contagiados.
Por otro lado esta desinformación no sólo genera falta de acción sino que, en este caso, ha propiciado acciones negativas que perjudican a quienes están al frente de la batalla. Médicos, enfermeras e incluso trabajadores de limpieza dentro de los hospitales y clínicas del IMSS, algunos de ellos empleados que ni siquiera están en el área destinada a pacientes con COVID-19, se están contagiando principalmente por 3 razones:
1) Falta de los protocolos necesarios para identificar a las personas que van de visita y son posibles portadores del virus
2) Desabasto del equipo de protección específico, por la distribución tan ineficiente de recursos que se ha dado al sector salud desde la federación, incluso desde antes de la pandemia y
3) La saturación de estos hospitales
Desde mediados de abril, empleados de clínicas y hospitales del IMSS denunciaron que continuaban trabajando con alto riesgo de contagio; pero lo que se necesita son medidas que cubran más que sólo “sanitizar” hospitales. Tal y como lo dijo Carmen Alonso, de la organización Médicos de México, debemos guiarnos por protocolos internacionales de supervisión, para las personas que vienen de fuera, quienes visitan los hospitales. Pero para esto, necesitamos también políticas monetarias capaces de proveer recursos que apoyen al sector salud.
Después de la salud de las familias de nuestro estado, otro de los aspectos preocupantes a raíz de la pandemia es la economía. Pero sólo a medida que nos informemos y generemos conciencia para detener los contagios, volveremos a reactivarnos como ciudades y podremos poner atención a “la otra pandemia”: el desempleo, empezando a proponer los mecanismos que sean necesarios para aminorar la contracción económica.